Un instante que cambió todo: La madrugada del 26 de mayo de 2024 marcó un punto devastador en la vida de Jonny Johan Benítez Chacón, un migrante venezolano de 31 años que no tenía en Dallas familiares cercanos.
Un accidente de auto dejó a Benítez Chacón en un estado de mínima conciencia, atrapado en una cama y comunicándose solo con la mirada.
En su natal Venezuela, se destacó como deportista y formó parte de la liga profesional de fútbol. Hace cinco años, la situación en su país lo obligó a migrar. Buscando un mejor futuro para sus tres hijos llegó a Estados Unidos.
Naileth Chacón estaba en Bogotá, Colombia, cuando le informaron que su hijo Jonny Johan Benítez Chacón había sufrido un accidente grave. La madre solicitó inmediatamente una visa humanitaria para llegar a su lado.
Los médicos, explicó, le plantearon un escenario desolador: “Incluso estando aquí, me decían que lo desconectara, que su vida siempre sería así. Pero Jonny es mi hijo; mientras él luche, yo también lo haré”, dijo según un reportaje de Univisión.
Sin seguro, sin opciones
La realidad médica y económica es crítica. Benítez Chacón carece de seguro médico. A diario, su madre enfrenta a enormes desafíos. Por ejemplo, Jonny necesita una silla especial para facilitar su traslado en casa y acudir a citas médicas, pero aún no la han conseguido.
Para obtener medicamentos esenciales, su madre tiene que acudir a farmacias de Dallas regularmente y con poco presupuesto. “Es cuestión de supervivencia”, admitió angustiada Naileth Chacón.
Se encarga de mantenerlo estable y evitar un viaje de emergencia al hospital. Trasladarlo en ambulancia privada implica un costo prohibitivo de hasta 1000 dólares por viaje.
A pesar de las limitaciones, madre e hijo han encontrado una forma de entenderse.
Si siente dolor o cansancio, Jonny parpadea; así me indica lo que necesita”, describió Chacón, destacando cómo cada pequeño gesto cobra importancia en su rutina diaria.
Esta madre venezolana mantiene firme su esperanza y su fe. “Le pido cada día a Dios una oportunidad más para Jonny. Él siempre ha sido un hijo ejemplar, hermano amoroso y nieto querido. No merece estar sufriendo así”, afirmó, entre lágrimas.
En una habitación sencilla de Dallas, transformada en hospital improvisado y refugio, Jonny sigue resistiendo. Naileth Chacón se mantiene a su lado, como ejemplo vivo del amor incondicional de una madre que no conoce rendición.
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