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«El mar es muy fuerte, prefiero la selva del Darién»: Migrantes venezolanos viven «horrible» travesía para regresar de EE.UU.

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Asustados y empapados, sintiendo el golpeteo de la lancha que avanza entre las agitadas aguas del Caribe, un grupo de migrantes venezolanos llega a La Miel, última aldea costera panameña antes de cruzar a Colombia. «Es horrible», dice Roquelina Pirela, tras una peligrosa travesía de unas ocho horas por mar.

Es un riesgo que uno no debería estar tomando. Las olas, los golpes cuando (la lancha) subía y bajaba… Es bastante fuerte», cuenta Pirela durante un recorrido, unos 40 minutos desde Puerto Obaldía hasta el remoto caserío de La Miel.
Desistieron de entrar a EEUU

Para evitar mayores problemas, miles de migrantes, la gran mayoría venezolanos, desistieron de su objetivo de entrar a Estados Unidos y emprendieron el regreso a sus países, cruzando México y Centroamérica a pie y en autobuses.

Pirela, de unos 45 años, su pequeña hija y otra veintena de migrantes navegaron desde un muelle de la provincia de Colón, en el Caribe panameño.

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Con esa ruta no cruzan la peligrosa selva del Darién, fronteriza con Colombia, como cuando iban meses atrás rumbo a Estados Unidos con la esperanza de una vida próspera.

No se lo recomiendo a nadie, prefiero mil veces la selva porque el mar abierto es algo impresionante (…) es horrible, entramos en desesperación», dijo Noel Meza.

Meza contó que hubo momentos en que sintieron que la lancha «se iba a voltear». «Entramos en desesperación», agrega el venezolano de 24 años, cuyo rostro muestra quemaduras por el sol.

«Prefiero la selva del Darién»

Algunos sufrieron mareos y vómitos en la travesía, como Winston Duarte. «Pero el chico (el botero) no podía parar porque podía ocurrir una desgracia. Ese mar es fuerte, no lo recomiendo, prefiero la selva del Darién«, coincidió el joven de 32 años.

«Las olas son fuertes. Son muchas horas en el mar, en el medio de la nada, y pueden pasar muchas cosas, pero bueno, gracias a Dios ya estamos aquí», expresó.

A fines de febrero, una niña venezolana murió y otras 20 personas fueron rescatadas tras naufragar en el Caribe panameño una lancha con migrantes que se dirigían a Colombia para de ahí seguir, una gran parte, a Venezuela.

Migración a la inversa

El año pasado más de 300.000 migrantes, en su mayoría venezolanos, cruzaron el Darién, pero ahora el tránsito por la selva se redujo al mínimo y ahora se da la llamada migración inversa.

Meza dijo que, tras su dura experiencia, no piensa volver a emigrar aunque las cosas cambien en Estados Unidos; y Pirela lamenta haber sufrido xenofobia y peligros en su ida y vuelta.

Los venezolanos regresan frustrados a su país, de donde casi ocho millones de personas han emigrado para huir de la crisis creada por el régimen de Nicolás Maduro.

Yohendry Fernández, quien, como casi todos, se devuelve desde México, dice resignado: «No se pudo. Realmente no sabemos cómo está actualmente, pero creo que en nuestro país estamos mejor que en cualquier otro país».

Con información de AFP y Diario Las Américas

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